Brevemente, cuatro son los puntos en los que queremos apoyar nuestra valoración sobre este «nuevo» modelo que se propone y que, de nuevo, la verdad, tiene más bien poco… Desde hace tiempo, de una forma o de otra, algunos proveedores de servicios residenciales han venido ya definiendo sus procesos «centrándolos en la persona»:
- LIBRE DE SUJECIONES. Totalmente de acuerdo. Formación, vocación del personal y espacios suficientes y confortables son claves para cumplir con ello. Hago hincapié en la «vocación de personal» que ha de ofrecer cuidados directos porque, si se continua considerando que cualquier persona vale para cuidar, con un curso de reciclaje [o no] basado en políticas de empleo dirigidas a personas con baja cualificación y/o con el fin de asentar población en municipios pequeños, flaco favor hacemos a las personas que necesitan determinado nivel de apoyos y cuidados sanitarios.
- NÚMERO DE CAMAS. En desacuerdo. La limitación del número de camas por centro no supone calidad sin más. La unidad de convivencia es quizá el elemento a reconsiderar en este punto. Estas unidades sí han de ser limitadas en número, reducidas y donde la personalización, el confort y la provisión de apoyos sea lo que prime, pero una unidad de convivencia no puede ser igual a centro. Estas unidades deben ser consideradas como estructuras unitarias que forman parte de un conjunto más amplio. De esta forma, varias unidades de convivencia de 40-50 personas máximo, pueden formar un centro residencial [o urbanización o complejo o comunidad, llámese como quiera] que pueda ser sostenible y todas con las garantías éticas y de calidad que se pretende con este «nuevo» modelo.
- EQUIPOS DE INSPECCIÓN. Totalmente de acuerdo. Es la principal ausencia en el sistema de servicios sociales actualmente. Sin unos equipos de inspección bien dotados en número y experiencia, multiprofesionales y con la autoridad necesaria para comprobar que la normativa se cumple, cualquier cambio de modelo es absurdo.
- FINANCIACIÓN. En desacuerdo. Los recursos de un sistema de servicios sociales moderno necesita ser presupuestado en su justa medida si no queremos que los servicios sociales sigan siendo considerados cosas de la beneficencia, la compasión y el voluntariado.
En conclusión, como jamás pensaríamos de esta forma para definir el sistema hospitalario del sistema sanitario que ahora disfrutamos, tampoco lo hagamos para definir un modelo de atención residencial en el sistema de servicios sociales especializados.