Todo va muy rápido sí, y el decremento de las tasas de #natalidad junto con las de mortalidad también. Consecuencia de ello es el envejecimiento de la población y que a su vez genera desequilibrios en otros ámbitos de la sociedad. Sistema de #pensiones, sistema de cuidados, opciones inmobiliarias, aumento de la #soledad, todas ellas son piezas del puzle del #envejecimiento de la población al que asistimos y que de una forma u otra hay que montar. Por el momento, no hay un acuerdo claro para ello o, al menos, un modelo clarificador.
En 2023 comienzan a jubilarse con la edad legal de jubilación la generación del #babyboom, la generación más numerosa conocida en Europa y que la conforman casi ocho millones de españoles. Las preferencias de cómo usar el tiempo, el estado de salud, la situación económica, etc. ha cambiado con respecto a las personas mayores de 65 que nacieron en las décadas de los años 1940 y 1950. Incluso el modelo de convivencia ha cambiado. Hasta hace 50 años la familia tradicional era el único modo de convivencia en los hogares de España. Hoy día son muchas las formas de convivencia y de familia que coexisten.
Pero lo que no ha variado son los servicios destinados a esta franja de edad, la oferta sigue siendo la misma. #residencias para #mayores, viajes y otros productos subvencionables, centros de mayores, siguen siendo la misma cosa pensada para la persona mayor, con un estado de salud física y cognitiva frágil, que solo ha tenido una ocupación, que tiene pocas aficiones y que no sabe cómo disfrutar o devolver a la sociedad toda la sabiduría que ha acumulado durante su vida.
Hay cosas que van cambiando. Aún queda mucho para conseguir que este país, esta Europa, SÍ sea un país para viejos, para que las personas mayores “de ahora” puedan tener lo que desean y necesitan.