FUNDACIÓ MIGUEL ROSA MORÁN

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Vivimos en una sociedad marcada por el vertiginoso progreso, que nos lleva casi sin darnos cuenta, a la individualidad. Esa independencia que tanto valoramos puede ser enriquecedora, pero también tiene un reverso silencioso: con el tiempo, puede transformarse en soledad, recuerdos, miedos o en la sensación de ser una carga para la familia.

Y lo cierto es que, a los 60 años, pocas veces nos detenemos a pensar cómo, quién y dónde seremos cuidados cuando nos llegue el momento de necesitar apoyo. Esta es una realidad que nos afectará y de la que no somos conscientes en tiempo y forma, y si alguien lo es, no lo verbaliza

Actualmente, cada vez son más frecuentes en España, los Sénior Living tan conocidos en otros lugares del mundo. Estos lugares son espacios que han decidido enfrentar esa realidad con esperanza y con propuestas tangibles. No se trata solo de lugares para vivir, sino de comunidades diseñadas para elegir cómo quieres envejecer, con dignidad, libertad, compañía y los apoyos que necesitas. Se trata de espacios donde la vida continúa con proyectos, donde se puede mantener tu autonomía y, al mismo tiempo, disfrutar de la tranquilidad de contar con personas cercanas que te entienden y están dispuestas a acompañarte.

Transformar la soledad que llega sin avisar en comunidad intencionada, reemplazar el miedo por confianza y el recuerdo solitario por experiencias compartidas, son objetivos de estas iniciativas. No se trata de “cargar” a nadie, sino de vivir con otros, de elegir rodearse de personas que quieren seguir celebrando la vida con la certeza de que nunca estarán solos.

Desde Fundación MRM queremos dar valor a este tipo de iniciativas de sénior living porque las consideramos instrumentos para llegar a ser conscientes de la importancia de tener previstas ciertas cuestiones futuras sobre la vida… Luego puede ser tarde o precipitado.